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martes, 4 de diciembre de 2012

Aunque sea un segundo

No te muevas, detente por  favor!
Quiero poder observarte lentamente.
No te corras de mí, búscame y háblame aunque sea para decir hola.

Mirarte es expresar lo que tengo escondido dentro del pozo de los sentimientos.
No puedo permitir que me descubras contemplando tu dulce expresión y tu diaria antipatía.
No quiero ser descubierta todavía.

Por favor detente!
Sólo instante para poder sentir el aroma del cuello de tu camisa.
Sólo para poder empezar el día con tu discreta sonrisa.

…sólo para verte un segundo más.

Más fácil sería un tornillo

Dicen que un clavo saca a otro clavo, pero eso sólo sucede en telenovelas.
En la vida real el clavo no quiere ser desclavado y el silencio por falta de valor, terminaría con una historia que jamás comenzó.
Si tan sólo pudiera leer su pensamiento, el silencio llegaría a su final y comenzaría lo que no debería, o lo que si debería.

Comenzaría algo…
Comenzaría una reacción alérgica hacia mí.
Comenzarían sus anticuerpos a rechazar mi mirada.
Comenzarían a presentarse tensas situaciones

Tal vez comenzarían nuevos paseos alrededor de un parque.
Tal vez comenzarían nuevas caminatas en la orilla del mar.
Tal vez comenzaría el fin de una nueva angustia.
Tal vez…

Si tan sólo pudiera descolgar los momentos vividos y lanzarlos a la chimenea, habría una posibilidad de acabar con el silencio.
Si tan sólo pudiera desatarme las manos amarradas de hermosos recuerdos que están colgados en la parte más segura de mis pensamientos, podría recuperar la fuerza para desclavar el clavo que se aferró a una pared que posiblemente también esté llevando sus viejos recuerdos colgados en ella.

Con la mano en el pecho

Yo creo que…
Mejor olvidar ciertas opciones pasajeras que alteran mis sentidos y la concentración para llevar el día a día.

Yo creo que…
Mejor olvidar ciertas ilusiones que surgieron del aire y sin fundamento alguno.

Yo creo que…
Mejor callo y borro las huellas del delito, ya que ni así lograré llamar su atención.

Yo creo que…
Mejor cerraré los ojos cada vez que lo vea pasar.

Yo creo que…
Mejor haré las cosas a ciegas cada vez que baje personalmente a pedirme algo.

Yo creo que…
Sin amarlo me enamoré.

Me enamoré de alguien a quien le soy extraña a su mirada y yo creo que…
También es sordo ante el sonido de mi voz.

sábado, 1 de diciembre de 2012

Una noche, un concierto y algo más.

Por alguna razón me sentía desanimada, quería llegar a casa y descansar con el control remoto en la mano. De pronto abrí la puerta, entré y sentí algo que me incitaba a salir y despegarme de la rutina. Tal vez la brisa, la brisa silenciosa que entró por la ventana, la que hacía bailar el tul de la sala y me hacían como una danza especial, me hacían verlas como blancas culebras que trataban de amarrarme para luego jalar la soga hacia afuera. Entonces me acerqué a ella y vi a través del umbral de la ventana el inmenso vacío algodonado desde un quinto piso. El sonido lejano del “ti ti” de los autos me mostraba que la paz espiritual que estaba buscando, se dirigía al monumental. Fue ahí en ese instante cuando cogí mi bolso, me pinté con labial y fui directo a un encuentro a escondidas en plena Av. Javier Prado.

Era la hora del momento mágico, fue el escenario perfecto para contemplar una magistral luna llena, ya que con sus enseñanzas que aún quedan como misterio, pude ver lo que otros ojos no ven. Vi las grandes sombras de un antepasado que se encontraban abrazándonos para no perder las voces que nos cantaban canciones melancólicas para vivir un tiempo atrás en los recuerdos y todos diferentes.
Un mágico momento como todos los que son especiales en mi vida, todos los que mi mente llenaría con diamantina tal y como sería representada la magia en una pasmosa pintura.