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jueves, 25 de octubre de 2012

Porque somos dos de la misma edad

Viviré en estos días emociones ya vividas.
Gracias a la llegada de un nuevo Tito a mi vida.
El pasado fue travieso, cruel y casi suicida.

El hoy depende de mi voz, la que también veía.
Y hay una mente; la mía.
La que creía que todo lo controlaba y atraía.
Y a la hora de la hora, no controlaba ni la eritrofobia que poseía.

Una voz se esconde;  la mía.
La que se conformaba con cantar trova en una tasca de arpías.
Una mente se satura; la mía.
Por todo lo que controlar quería.
Y al pasar de las horas, sólo obtenía manías.

Una vez más se repite la emoción duradera.
La que no te cansas de recordar, me decía una voz pasajera.
Fueron peripecias de la niñez,
Y hoy vuelvo a ser niña otra vez.

No hay problema con la edad,
Total aún no llegamos a los 30 de edad.
Acepta ser niño conmigo como el Tito que corría en la pradera.
Acepta alimentarte de pasiones y verás que será un buen cojín para superar la llegada de los 30.

Una rima que quiso ser poesía

Vi ese algo que me pasaba buscando en estos últimos meses.
Conseguí una compañía que me cobró altos intereses.
Le dije adiós al mal sentir al que me confrontaba a veces.
Y decidí quedarme en la banca sola comiendo nueces.

Luna llena, no había.
Cielo despejado, no había.
Pero mi sentido me dijo que algo había.
Y que ese par de mentecatos, no lo sabían.

Vi ese algo ajeno que no puedo mencionar.
Con personas presentes que no puedo nombrar.
Y ese mismo algo me dio el derecho de bombardear.
Con palabras de amor al sabor que me dejó la soledad.

martes, 9 de octubre de 2012

A tu salud con la copa sucia

Hay frases hermosas armadas con señales, con palabras que no se saben si son ciertas o no; o sin saber para quienes están escritas.
A veces no se sabe para quién es el rumor de las rosas, de las que al llegar la primavera te sonríen, y cuando se termina, te dan la espalda porque ya no hablan de ti, sino de alguien más.

Hoy una flecha salió apresurada de un arco que no tenía la soga templada. Voló muy rápido para ver a través de una copa que se quedó sin lavar desde un año nuevo en el campo.

Un año nuevo donde fueron las estrellas nuestras cómplices de un inolvidable momento al borde de una piscina.
¿Lo recuerdas?

Las ganas que tengo de volverte a ver me hacen escribir cosas feas. Quisiera poder dedicarte algo bonito, pero de mis pensamientos sólo salen tristezas.

Acepto que soy muy feliz, pero siempre la sombra acompaña a esta compradora de supermercado que hasta ahora sigue paseando sola el carrito por los pasadizos de golosinas para engordar a los momentos ya vividos con la dulce tortura de recordarte todos los días desde el amanecer hasta que el sol se retira.
Todos los días es igual… tener que recordarte, así fue desde el día en que te fuiste y así será hasta el final.